Revolución Española, fútbol y psicología grupal.


Hay revoluciones que empiezan sin que nadie se las espere, cuando hay poca confianza y se cree que si algo surge repentinamente no se va a mantener constante durante el tiempo sino que va a sufrir la peor de las muertes: lenta y sin que nadie la recuerde. Hablo de aquellas en las que sus participantes se retiran poco a poco sin hacer ruido y dejando un mal sabor de boca, las que hacen que conforme nos vamos haciendo mayores empecemos a creer menos en el cambio del sistema, el anarquismo, el comunismo, los Reyes Magos y Papa Noel. Las que te demuestran que aquello que en tu cabeza se veía tan bonito luego en la práctica termina fracasando y te lleva a dudar de tu potencial táctico-estratétigo, a desinstalar el Football Manager y a jurarte que dedicarás más minutos a leer y menos a jugar en el ordenador.

Tal vez hacer una metáfora entre las revoluciones de hoy día y el fútbol no sea lo más apropiado, pero quiero dejar claro que en los dos ámbitos juegan los mismos sentimientos. La sensación de poder alcanzar un ideal, de demostrar que se estaba en lo correcto, el subidón de adrenalina, los pelos como escarpias cuando lo recuerdas... Recuerdo de nuevo aquella entrada que escribí sobre la final Liverpool - Milan, recuerdo el gol de Roberto Carlos y aquella liga de Capello, y como no, la Eurocopa y el Mundial de España. Pasar del rumor y la sensación de que algo puede ocurrir realmente depende de pequeñas ocurrencias que desencadenan una acción a la que le sigue otra y otra hasta que, sin darnos cuenta, el cambio comienza y la confianza sube, ¿qué mejor estado de ánimo para conseguir algo que el del pequeño que en un momento se siente superior a Golliat? 

Asimov decía en Fundación que los pequeños sucesos no son importantes ni deben ser sobrevalorados, que cuando se habla de masas grandes de personas y de cambios en la historia, los individuos se empequeñecen y lo que no hace uno lo provoca otro, lo que se traduciría a que, si los partidos de fútbol duraran años y en vez de once contra once fuesen millones contra millones la acción individual no importaría, España ganaría con gol de Iniesta, de Casillas o de Mark Lenders, amén a la psicohistoria. Pero resulta que los partidos de fútbol son escenarios limitados donde con suerte juegan catorce por equipo y donde a lo sumo nos vamos a la prórroga y tenemos 120 minutos de juego. En estas circunstancias salen nombres, situaciones y momentos que marcan la trayectoria de los sucesos. Gerrard, Iniesta, Higuaín, Gandhi o el Ché fueron todos fundamentales en su propia revolución y gracias a ellos surgió en su momento la creencia, el Yes We Can, la sociedad o el equipo crece y en vez de irse a casa cuando llueve, se crea una acampada ante lluvia y policía o se recorren 70 metros para presionar al central rival. 

Antes de la Eurocopa los únicos que hablaban de las posibilidades reales de España eran Marca & Co., aunque contando que su único objetivo era creer expectativas para poder vender portadas podría decir que sólo los ilusos creían que España volvería a reinar en Europa. Pero como en las manifestaciones de estos días, la emoción sube partido a partido, la sangre se calienta exponencialmente y el que pensaba que llegar a semifinales era un buen papel comienza a ver que Torres puede quebrarle la cintura a Metzelder y Mertesacker con un sólo regate, que Senna puede intentarlo desde el centro del campo, que la dictadura del Imperio puede caer ante el Revolucionario Obi Wan y su pandilla y que en las elecciones el PPSOE pierde todas las alcaldías (hasta las de los pueblos de montaña). 

Para terminar quiero pedir perdón a los lectores que entran para leer de fútbol, y a los que casualmente entren para leer sobre la manifestación en España. A los primeros por haber, sin mala intención, quebrado un poco el hilo de este blog, que no es otro que hablar sobre el deporte rey, y a los segundos, por haber creado las expectativas de hablar sobre la revolución y terminar comparándola con lo que para algunos es el opio del pueblo. Mi única intención fue hablar de emociones, de creencias y de la psicología que envuelve ciertas conductas grupales, ya sea en un estadio de fútbol o en en la plaza Mayor.

3 comentarios:

Adamantium dijo...

Donde quedaron los zomibis,los borrachos y las cuestiones de pelotas??Como diria Homer,me aburrooo!!Para cuando una cronica del B.munich-M.United...Te lo digo de buen rollo,Andreas,vuelve a la libreta y deja los libros..

Andreas Mauer dijo...

Jejjee, no te preocupes, volverán los Zombis y mis chistes de domingo mañanero. El problema es que entre viajes, trabajar, estudiar tengo mucho menos tiempo. Aún así algún que otra gracia he escrito en este post. No es tan fácil hacerse el gracioso eh!!

Adamantium dijo...

Desde que la sexta invento el humor inteligente,todos se ponen nariz roja y birrete.Yo soy mas de humor para tontos.

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