"Ni siquiera un dios puede cambiar en derrota la victoria de quien se ha vencido a sí mismo" Buda
Si Antena 3 fuera la encargada de hacer un telefime sobre la vida del malogrado Juanito, seguro que asistiríamos (otra vez) a un desastre de proporciones gigantescas, con un guión horroroso, unas interpretaciones infames... otra razón más para que la gente a la que no le gusta el fútbol nos dijera una vez mas "¿Ves?, es para paletos". Afortunadamente la BBC es harina de otro costal, y ha realizado una producción sobre la tragedia de Munich que, pese a ser humilde, es un digno relato histórico de unos hechos que ya pertenecen a la historia del fútbol.Esta película tiene muchos puntos comunes con la estupenda The Damned United (Tom Hooper, 2009), desde una fotografía de colores apagados con un ligero virado a sepia hasta el uso, me imagino que para ahorrar presupuesto, de elipsis a la hora de narrar los partidos, utilizando planos fijos en los que podemos ver el resultado de un encuentro que, en caso de United, nunca veremos en pantalla. Y es que pese a haber sido realizada inicialmente para televisión, United, está cuidada al milímetro, jugando muy bien sus cartas y usando sus recursos al servicio de la historia que quiere contar. Al igual que pasaba con Juego de Tronos (HBO, 2011), los efectos digitales se han usado aquí para recrear un mundo que ya está perdido. Por ejemplo, la visión de un Old Trafford rodeado del humo causado por la importante industria de la Manchester de los 50 es sobrecogedora. También es acertada la banda sonora de Clint Mansell (responsable del inolvidable score de Réquiem por un Sueño, interpretrada por Kronos Quartet) o la canción de los títulos de crédito, Devotion, de Paull Weller.
Todo estos aspectos técnicos no importarían nada si la historia fuese una mierda, pero no solo el material de partida ya era magnífico, sino que además el tratamiento que se le ha dado ha sido honesto. Y lo que ha quedado es una película sincera, emotiva en algunos pasajes como en el que Matt Busby les explica a los jugadores que el nuevo escudo que llevan sobre el pecho es el ave fénix, que siempre renace de sus cenizas. Así, podemos ver cómo era el mundo del fútbol en otros tiempos, tiempos en los que los jugadores de un equipo no eran superestrellas sino chicos que apenas cobraban más que un soldador y que, pese a todo, eran el orgullo de una comunidad de trabajadores a los que intentaban hacer felices los fines de semana. Y no lo hacían como superestrellas ajenas al populacho, sino como parte de una comunidad a la que estaban unidos, sin creerse mejores que los obreros que iban a trabajar todos los lunes por la mañana.
Porque la cuestión es que parece ser que la mejor forma de hacer cine sobre fútbol parece ser esta, en la que el entrenador no se reserva su mejor charla para el final y nadie gana el último partido haciendo una chilena a cámara lenta. Lo importante del deporte, y el cine gana cuando sabe reflejarlo, es el ansia de superación y la capacidad del ser humano para saber levantarse tras la derrota y la tragedia. Bobby Charlton y los demás supervivientes supieron levantarse y volver a hacer feliz a una afición que lo único que quería de ellos era que le hiciese olvidar sus problemas durante 90 minutos a la semana. Era, al fin y al cabo, la única forma que ellos mismos tenían de volver a sonreír.
4 comentarios:
"pese a ver sido realizada"...uffff que dolor!!
Eso sí, la entrada ha conseguido lo que creo que pretendía: que me entren ganas de ver la película!
Hostia puta, "pese a ver", y eso que lo revisé. ¡Gracias por el aviso!
joder tengo que verla ya
a ver si puedo convencer a mi novia :)
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