Bernardo Schuster, el alemán incomprendido

Muchos adjetivos son los que podemos utilizar para acompañar a la palabra ''fútbol'', pero jamás podremos decir que es justo.
Por eso el paso de Schuster por Concha Espina es recordado como un periodo en el que el Barça ''permitió'' a un Madrid menor ganar la Liga.
Incluso en aquellos días el trabajo de Bernd Schuster fue minusvalorado hasta cotas insignificantes, parte por la diferencia de juego respecto a Los Galácticos, parte por el chiste en el que se convirtió la institución.
Durante esta semana se ha confirmado que Bernardo deja el Besiktas. Un grande está sin equipo.
Schuster aterrizó en Madrid rodeado de polémica, el despido de Capello tras ganar la Liga dejaba al alemán en una difícil tesitura. No bastaba con ganar, además se debía alcanzar la ''excelencia''.
A pesar de los fichajes, el jugador bandera de aquel equipo era Robinho.
El brasileño era el principio y el fin de todo, sus movimientos eran la base sobre la que se sustentaba el resto del equipo.
Robinho y Sneijder se acompañaban en el perfil izquierdo, donde sencillamente disfrutaban.

Schuster consiguió hacer crecer al equipo a partir de Robinho y por supuesto, de Mahamadou.
Dominio en ambas transiciones, el de Mali protegía aquel perfil izquierdo madridista tan potente.
Aquel equipo era un boxeador de los grandes: podías atizarle, hacerle daño, pero siempre se mantenía en pie, esperando, preparando para asestar los golpes necesarios para tumbar al rival a la lona.
El alemán construyó un equipo rocoso, letal y sobre todo, muy veloz.
Pero no era un equipo perfecto.

Hay dos motivos por los que aquel equipo no tuvo la continuidad necesaria.
El primero fue su eliminación en Champions League ante la Roma. Sanciones, lesiones y jugadores que llegaban justos de forma al partido lastraron a aquel conjunto.
Esa eliminación en competición europea reforzó la idea de que eran un equipo menor.
El segundo motivo fue la falta de apoyo mediático por parte de la prensa.
Veníamos de ver al Barça de Rijkaard, por lo que un estilo de juego tan alejado no caló en la prensa, que empezó a menospreciar al equipo y a su entrenador.

Finalmente el proyecto de Bernd acabó en verano. El entrenador alemán siguió entrenando al equipo, pero su cabeza llevaba fuera desde la época estival.
El motivo fue la vente de Robinho y la contratación de Van der Vaart.
El tulipán es un buen futbolista, pero su fútbol no ofrece ni de broma lo que ofrece Robinho.
Como hemos dicho al principio, Robinho era principio y fin de todo, por lo que no quedaba nada del proyecto del año anterior, al alemán le tocaba volver a empezar a construir.

Y es aquí donde entra, una vez más, el factor emocional tan menospreciado muchas veces en el mundo del fútbol.
Todos los que componían aquel equipo, desde el primer futbolista hasta el último técnico, sabían que eran peor equipo que el año anterior. Mucho peor.
Recibieron el mensaje de que el club no les estaba ayudando, sino que les había puesto zancadillas, y es muy complicado trabajar, mantener la ilusión, cuando eres consciente de que el techo que alcanzarás es mucho menor que la temporada pasada.

A partir de aquí Bernardo lo intentó, pero fue imposible, y días antes del partido contra el Barça fue despedido.
Lo demás ya lo conocemos, Juande Ramos se hizo cargo del equipo maquillando un poco la situación.

Seguramente volverá algún día, como vuelven los grandes.
Y entonces tal vez demuestre que no es la caricatura enfadada que se nos quiso vender.







1 comentario:

Sr. Gordipan dijo...

Completamente de acuerdo con tu opinión de como se defenestró a Schuster sin razón. También creo que fue una victima de la pobre directiva del Madrid de calderón.
No obstante, no estoy de acuerdo en tu defensa de Robinho, Van der Vaart me parece unos futbolistas más infravalorados en la Castellana en los últimos años, a mi me encantaba su entrega mientras el brasileño siempre me parecía estar con la cabeza en otra parte.

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