Disfrutábamos

Mucho ruído de cuchillos hemos escuchado tras la semifinal entre F.C. Barcelona y Real Madrid del pasado Miércoles. Ruedas de prensa, denuncias, sanciones, expulsiones, posesión de balón y mucha crispación, esa es la nota dominante desde que empezaron esta serie de clásicos que amenazan con convertir este juego en algo insufrible.

Porque al final, aunque a veces lo olvidemos, esto se trata precisamente de disfrutar.

Muchos son los equipos que me han hecho disfrutar, muchos los futbolistas que consiguieron que mi pasión por este deporte fuera en aumento.

Disfruté con el Real Madrid de Capello, con el gol de Seedorf desde el centro del campo, con la explosión goleadorea de Suker.

Disfruté con el Barça de Van Gaal, de Cocu y Kluivert, de aquellas semifinales ante el Valencia que parecen tan lejanas.

Disfruté de Francia en el Mundial de 1998, del torneo de un francés llamado Zinedine Zidane y un brasileño llamado Ronaldo.

Disfruté con el Real Madrid Galáctico, del gol de Zizou ante el Bayer Leverkusen, de la resurrección de un grande al que llamaban gordo.

Disfruté de Ancelotti, del Milan de Kaká, Pirlo, Seedorf y Nesta, de la aparición de un joven Shevchenko que venía de marcar época en Kiev.

Disfruté del Liverpool y Rafa Benítez, de una de las remontadas más bonitas que hayamos podido presenciar jamás.

Disfruté de Rijkaard y Ronaldinho, de aquel gol del brasileño en Sevilla que significó la salida de los infiernos del Barça.

Disfruté del Chelsea de Mourinho, de esa transición ofensiva ante la que era imposible parpadear.

Y disfruté muchísimo del Mundial y la Eurocopa que encubraron a España como los reyes absolutos del mundo futbolístico, de los goles de Torres e Iniesta que nos hicieron inmensamente felices.

¿Seguimos disfrutando?