Después de una siesta hasta las 8 de la tarde no había nada mejor que llegar a un bar y tener que ver la final con el cuello torcido por tener el peor sitio. Un día tendré dinero, me pagaré la televisión de cable y veré con proyector los partidos como un señor, tendré unos 60 años para entonces, Guardiola puede que sea Sir y Mascaró contará a sus nietos la historia de el señor oscuro portugués que intentó dominar la Liga pero se topó con unos hobbits que destruyeron su poder allá donde fue creado, en Wembley.
Tras un combate de Full-Contact donde una alemana se coronó campeona del mundo comenzó en un pequeño bar del barrio berlinés de Neukölln la finalísima de Europa. Rodeado de españoles con camisetas del Barça, de mexicanos que querían ver a Chicharito volar y de un americano que no paraba de gritar tonterías pedí una cerveza y me senté en la barra mientras se escuchaba el himno de Champions. El ambiente estaba cargadísimo y hacía un calor insoportable, pero a 5 minutos del comienzo no había posibilidad de deambular por el barrio buscando un lugar con más oxígeno y menos gritos. Tocaba sufrir.
El partido comenzó con cinco, tal vez siete, minutos donde el Manchester dominó el juego. Con Evra subiendo, Park robando y Rooney esperando. Parecía que iban a ponérselo difícil al Barcelona y que íbamos a ver un partido de área a área, cosa que no convenía para nada al Barcelona. Pero Xavi reaccionó rápido y bajó a sacar el balón, ayudó a Piqué y Mascherano y se apoyó en Iniesta que estaba unos pasos por delante. El balón se paró, comenzó el juego de centro y de toque y el Manchester se echó hacia atrás, tanto como el Madrid había hecho partidos atrás. A partir de ahí el dominio del juego fue blaugrana y las estadísticas volvieron a su media natural, posesión, pases acertados, robos de balón y todo lo que siempre hace el Barça. La cuarta copa se empezaba a oler.
Xavi demostró que es Xavi y le regaló medio gol a Pedro. Rooney tras una jugada en fuera de juego igualó el marcador y por un momento volvió a parecer que estábamos ante un enfrentamiento igualado, de tú a tú. Todo fue una ilusión, como los primeros minutos del Manchester United. Messi de nuevo se puso el traje de superheroe y encontró un hueco entre los centrales que nadie más vió. En otra jugada se paró en la banda derecha y encaró al defensa, en ese momento el bar se silenció, nadie sabía lo que podía llegar a hacer el argentino y perderse aquello en directo habría sido delito.
Tras el golazo de Villa llegó el intento desesperado del Manchester, también los gritos del inglés "Come on guys, just a fucking goal!!!". Pero los "guys" del Manchester tenía a Piqué delante y no había modo de entrar en el área. Park no daba un pase en condiciones hacia arriba, Valencia acumulaba el triple de faltas que de intentos de regate y Rooney parecía navegar sólo, jugando a un nivel por encima de todos sus compañeros pero sin ningún aliado que siguiese su jugada. El barco se hundía minuto a minuto, Ferguson masticaba chicle y nuestro amiguito el inglés dejaba de animar y comenzaba a hacerse el gracioso, sobretodo cuando Busquets cayó al suelo "Busquets, of course".
En definitiva un partido donde el Barça se impuso con bastante soltura y dando espectáculo que deja ciertas preguntas en el aire. ¿En qué puesto habría acabado este Manchester si jugase la Liga? Creo que a lo sumo tercero, además, sin Tévez ni Ronaldo, con Scholes en el banquillo y con Giggs cada vez más mayor cómo se puede considerar que este Manchester sea mejor que el de hace unos años. Con un Chelsea más flojo, un City que acumula estrellas sin sacarles partido y un Liverpool que tiene que soportar una crisis económica y rehacer su plantilla, ¿es tan superior la Premier a la Liga? ¿Dónde quedarían Villareal y Valencia en Inglaterra? ¿Habría ganado el Madrid esta final si hubiese jugado contra este mismo Manchester? Enhorabuena al Barcelona, la próxima temporada promete ser igual de interesante. Esperemos que el mercado no desbarajuste al Madrid y que al Barça le funcionen los recambios por Milito y Puyol.
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