Diego Torres. Rey del Melodrama Pop (balompédico)

Hay veces que escribir para un blog como este es un placer, pero todo aquel que haya formado parte de este mundillo sabrá que es tan fácil sumergirse en él de manera casi obsesiva como de sentirse hastiado tras unos meses al pie del cañón. La cuestión es que los blogueros hacemos esto por amor al arte y hay veces que perdemos interés o sentimos que estamos dedicando demasiado tiempo a algo que debería ser, simplemente, un hobby o una actividad para sentirnos mejor con nosotros mismos. Cuando te das cuenta de que llevas varias noches seguidas sin acostarte con tu novia para quedarte escribiendo de madrugada es el momento de parar un poco. Pero bueno, basta de excusas, tras más de un mes ausente en CDP, Herr Schmidt vuelve a las andadas.

Mi primer artículo tras esta larga ausencia se lo voy a dedicar a Diego Torres. Extrañamente no es la primera vez que intento escribir sobre este señor que milita en la sección deportiva de El País, pero aunque es un periodista que me suele sacar de quicio, cada una de las veces que me he sentado delante del ordenador para ponerlo a parir y he buscado sus artículos me he encontrado con su mejor cara. 

Porque resulta que en El País no escribe gente mala. De hecho, José Sámano y Ramón Besa (uno desde Madrid y el otro desde Barcelona) me parecen dos de los mejores cronistas deportivos españoles. Y también Cayetano Ros desde Valencia. Y Eleonora Giovio, que junto a otras escritoras como mi compañera en Vavel Jessica Galera están derribando los convencionalismos que solían constreñir la incorporación de las profesionales femeninas a la crónica deportiva. 

Ese es precisamente el problema: Diego Torres no es, para nada, un mal escritor. De hecho ha escrito artículos que a mi me parecen una maravilla como este sobre Gonzalo Higuaín. El tema es su aparente fijación en convertir el vestuario del Real Madrid (del cual es el encargado de cubrir las noticias) en un dramón de los de toma pan y moja.

Para entendernos, para este periodista las luchas internas en Concha Espina hacen palidecer a las tramas de Dinastía, Falcon Crest o Cristal. En sus artículos podemos leer como egos, envidias y demás miserias campan a sus anchas en los bajos de un Bernabeu convertido en una casa de putas. Es más, este tipo de artículos siempre hacen gala de frases destinadas a reforzar la credibilidad del escrito con perlas como "fuentes autorizadas comentan", o "personas importantes en el organigrama del club reconocen que...". Ni un nombre, nunca, que permita saber de donde vienen estas informaciones tan peculiares.

Torres con su cara cara de detective mohino

Sobre este último punto, solo decir que el periodista parece tener más celo en esconder a sus fuentes que la CIA. Como si descubrir al que ha largado algún secreto del equipo pudiera acarrear para el soplón una larga temporada en Siberia. Parece ser que la omertá en el vestuario merengue debe ser un asunto de vida o muerte. Y además, para más inri, siempre es una información que no recogen jamás ninguno de los demás diarios nacionales, lo cual es harto sospechoso. Así, las revelaciones en "exclusiva" del periodista de los tejemanejes del vestuario blanco no tienen fin: Él fue el que destapó que, paren el mundo, Mourinho había estrellado una lata de Red Bull contra la pared tras un partido contra el Barcelona (no tiene desperdicio, leedlo) o que Marcelo no ve con buenos ojos el fichaje de Coentrao, y que se siente traicionado por Mourinho (este artículo).

En fin, resulta que el entrenador portugués desprecia un día tras otro a sus jugadores (aunque casi todos los jugadores que ha tenido a sus ordenes, menos Makelele, le defienden) (aquí), que el ego de Cristiano saca de quicio a sus compañeros y que si Di María tiene un rendimiento espectacular, la noticia es que "Özil y Kaká observan la situación con recelo" (aquí). Vamos, que gane o pierda el Madrid los problemas parecen surgir a su alrededor como hongos. Lo que quiero decir es que el mundo que narra este periodista es tan sumamente peculiar y obsesivo que, a veces, parece ser algun tipo de preconcebida estrategia del Grupo Prisa para arañar un puñado de lectores. No me atrevería a asegurarlo, pero muchas veces tengo la sensación de que es así.

Habría mucho más que decir sobre este personaje, pero espero que lo podamos discutir en los comentarios. De todas maneras, yo lo condenaría, como a tantos otros, a ver de un tirón la 5ª temporada de esa obra maestra llamada The Wire que trata sobre la ética periodística. Igual hasta aprendía un par de cosillas. Hasta pronto muchachotes.